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Las llaves, el celular, una cita, el nombre de un colega, lo que había que comprar en el supermercado... muchos perdemos y olvidamos cosas varias veces al día.

Pero ¿cómo saber cuándo se trata de un despiste por mera distracción y cuándo de un incipiente problema de salud?

Andrew Budson, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, lidia de frente con esta pregunta en su libro "Seven Steps to Managing Your Memory—What‘s Normal, What‘s Not, and What tos Do about It", que publicó en 2017.

Por ahora el libro no está disponible en español, pero en BBC Mundo hablamos con este experto en trastornos de memoria para saber qué es normal y qué no cuando de olvidar las cosas se trata.

Para empezar, un dato que puede tomar por sorpresa a muchos y deprimir a otros tantos: "Lo creas o no, la memoria alcanza su punto máximo a los 20", nos dijo Budson.

Eso explicaría por qué es más fácil aprender un idioma o estudiar una carrera cuando somos más jóvenes. A partir de ahí nuestra capacidad va disminuyendo en una línea "bastante recta", según el neurólogo.

Así que nuestra memoria a los 30 y a los 40 ya no es tan buena como a los 20.

La risa, esa habilidad única en los humanos, nos hace ser más felices, pero también más sanos. Según la ciencia, esta nos aporta una gran variedad de beneficios. En esta galería, te desvelamos cuáles son.

La risa, es sin duda, una de las sensaciones más agradables que experimenta el ser humano. No solo nos hace sentir realmente bien, sino que además, está demostrado científicamente que una simple sonrisa tiene múltiples beneficios para nuestra salud. ¿Sabes por qué?

Al reírnos, el córtex del cerebro se activa y libera impulsos eléctricos tan solo un segundo después de empezar a reír, expulsando así toda la energía negativa de nuestro cuerpo. En este proceso se liberan endorfinas y una hormona llamada dopamina (muy relacionada con los estados del bienestar psicológico). Al mismo tiempo, se ha demostrado que los niveles de cortisol (la hormona del estrés) disminuyen notablemente.

Son muchos los estudios que apoyan estos resultados. De hecho, esta apreciación sobre los beneficios de la risa ya la formuló en su día el famoso neurólogo Sigmund Freud, quién observó el efecto que tenían, en especial, las carcajadas en el cerebro.

Es un hecho. Muchos padres han encontrado en los dispositivos tecnológicos un aliado para el entretenimiento de sus hijos pequeños; algunos de ellos a la edad de 3 años ya tienen una tableta y pasan buena parte de su tiempo frente a una pantalla. ¿Cómo deben las familias afrontar este nuevo panorama digital?

Los juegos de barrio, montar en bicicleta y en patines por la cuadra, y todas aquellas actividades tan propias de la niñez que están en el imaginario de las generaciones que las vivieron, se ven hoy con mayor frecuencia reemplazadas por la televisión, las tabletas, los videojuegos, el Internet, los teléfonos móviles y otras tecnologías que disminuyen considerablemente la actividad motora en los niños, pero que a su vez, les permite abrir una ventana al conocimiento en diversos temas. Este tema ha puesto en la agenda el debate sobre cómo deben los padres afrontar correctamente esta realidad inminente.