Noticias

"La ciencia nos ha mostrado que ser feliz requiere un esfuerzo intencional", dice la psicóloga Laurie Santos.

"No es fácil, hay que dedicarle tiempo", asegura en conversación con BBC Mundo.

Santos es profesora de la Universidad de Yale en New Haven, Estados Unidos, donde imparte el curso "Psicología y Buena Vida".

 

Con más de 1.200 alumnos inscritos, su clase se convirtió en la más popular en los tres siglos de historia de Yale.

Santos basa su curso en la psicología positiva, que es el área de la psicología que estudia la felicidad.Una mujer sonriendo"Ser feliz no es fácil, hay que dedicarle tiempo", dice Laurie Santos. 

Llega enero, pero el entusiasmo por cumplir los propósitos dura poco más de un mes. ¿Cómo lograr encauzarlos exitosamente durante todo 2018?

Este año mi meta es no seguir subiendo de peso”, asegura a sus amigos de oficina Vicente Pachón, un contador de 29 años. “Yo quiero hacer el viaje de mis sueños a Tailandia y dejar de fumar”, agrega Dalia González, una abogada de 36. Propósitos como estos abundan en todo los rincones del mundo a principios de enero. Sin embargo, con el paso de los meses, la cantidad de personas que los mantienen va bajando dramáticamente.

Uno de los estudios más precisos hechos sobre el tema demuestra que el 25 por ciento de las personas no logran cumplir sus propósitos ni siquiera durante el mes de enero. El informe, realizado por la Universidad de Scranton, Pensilvania, en 1989, prueba que, por ejemplo, aquellos que prometen dejar de comer tanto dulce en el año nuevo, sucumben fácilmente antes del 8 de enero. Y en vez de mantenerse firmes, prefieren darse ‘palmaditas en la espalda’ pensando en que aún quedan 11 meses más para cumplir las metas.

Pero casi ninguno las retoma: el 40 por ciento renuncia luego de 6 meses, y para cuando termina el año solo el 8 por ciento aún tiene sus propósitos vigentes. Richard Wiseman, psicólogo y autor de otra investigación sobre el tema, encontró resultados parecidos: asegura que en total, “no más del 12 por ciento de las personas consiguen lograr lo que se proponen al terminar el año”.

Guayabo, cambios de horario y cansancio son algunos de los síntomas que dejan las fiestas de fin de año. ¿Cómo enfrentar la llegada al trabajo?

Las fiestas se acabaron. Llega la hora de volver a la normalidad y de empezar el 2018 con pie derecho. Pero la productividad y el entusiasmo han caído; los efectos de las vacaciones dejan sus secuelas.

Después de pasar días de excesos de comida y alcohol, de reuniones sociales y patrones irregulares de sueño, volver a la rutina laboral cae como un baldado de agua fría. Este porrazo contra la realidad es también llamado jet-lag social, una especie de desasosiego y de desorden mental provocado por un brusco cambio en el estilo de vida.

Los síntomas generales de esta clase jet-lag o ‘síndrome post vacaciones’ incluyen sensación de lentitud, sueño, desmotivación, indigestión, descompensación horaria, dificultad para concentrarse y memorizar, torpeza y fatiga en general.

Investigadores han encontrado que las emociones negativas asociadas al final del periodo de las fiestas efectivamente existen, aunque no sean un trastorno propiamente dicho, y que el primer paso debe ser justamente aceptar esa realidad y afrontarla. La primera sugerencia es empezar a coger ritmo lentamente pero sin dejarse abrumar por la pereza.

La empresaria Karen Blackett sugiere en el diario inglés The Telegraph “comenzar el día con un jugo verde (o algún tipo de bebida desintoxicante), ir a la oficina de una hora antes de lo normal”. También sugiere beber té verde y masajearse los puntos de presión cuando se estanque en una idea.